Un ser querido puede encontrarse en apuros y pedirte ayuda financiera. ¿Vale la pena darle dinero y cómo puedes ayudarlo sin perjudicarte a ti mismo? Los expertos nos cuentan.
¿Cómo te ayudan las preguntas?
Si un ser querido te pide ayuda financiera (por ejemplo, pedirte una gran suma de dinero en préstamo, que te hagas cargo de un crédito), primero debes hacerle algunas preguntas. Esto te ayudará a aclarar la situación y tomar la decisión correcta: si vale la pena involucrarse y, de ser así, hasta qué punto.
Hablar de la situación puede dirigir los pensamientos de tu ser querido en la dirección correcta y ayudarlo a ver el problema desde otro ángulo.
¿Qué preguntas debes hacer?
¿Cómo llegaste a esta situación y qué has hecho ya para resolverla?
A veces, por extraño que parezca, la gente no lo analiza por sí misma.
Te dará una idea del problema el motivo por el que se pidió el dinero. Si tu ser querido empieza a responder vagamente a la pregunta sobre el propósito de la deuda (por ejemplo, que compró algo, que lo gastó en pequeños gastos), eso debería alertarte. Si realmente está decidido a resolver el problema, debe hablar de él con seguridad y honestidad.
Vale la pena aclarar el monto de la deuda y los pagos mensuales. Esto te ayudará a orientarte en la situación y comprender si la cantidad solicitada afectará el panorama general al final.
Es importante entender si tu ser querido tiene un plan de acción para luchar contra el problema. Si solo pide dinero pero no tiene una idea clara de los pasos a seguir, es probable que no salga de esta situación difícil. Y el dinero que le des solo retrasará la llegada de la insolvencia total.
Es fundamental aclarar: ¿qué de lo que ya se ha hecho ha dado resultados positivos?
Es comprensible que aún no se haya encontrado la solución ideal, ya que la persona pide ayuda. Pero quizás haya algunas acciones que hayan tenido éxito.
Estas aclaraciones sirven para centrar la atención en lo que ha afectado positivamente a la situación y esforzarse más en ello. Y si algo no funciona, intentar actuar de otra manera.
También es importante verificar la información. Si tienes amigos o familiares en común, puedes preguntarles si han oído hablar de la situación que le ha sucedido a tu ser querido. Si recibes una confirmación, puedes ayudar.
¿Cuánto tiempo llevas en esta situación?
La principal tarea de esta pregunta es averiguar si se trata de un caso aislado o si la persona literalmente “vive” endeudada. En el segundo caso, cualquier ayuda financiera no beneficiará a nadie.
Si durante la conversación con tu ser querido se descubre que la situación es de emergencia (por ejemplo, lo despidieron repentinamente o necesita un tratamiento costoso) y tienes la posibilidad de ayudar, no hay ningún obstáculo para hacerlo. En este caso, la persona cayó en un agujero de deudas solo porque intenta sobrevivir.
Si en el transcurso de la conversación descubres que la persona lleva meses o años endeudada y nada cambia en su vida, significa que tiene una dependencia de estas deudas. Involucrarte y ayudar a esa persona solo empeorará su problema. Después de todo, esto estará alimentando su infantilismo. De todos modos, volverá a caer en el mismo agujero de deudas, ya que tiene la costumbre de actuar así.
Involucrarse en la resolución de los problemas financieros de quienes toman créditos sin pensar y de forma regular no es ayuda, sino daño, ya que la persona no se siente responsable de sus acciones.
¿Cuándo y cómo podrás devolver el dinero?
Para aclarar, debes preguntar si tu ser querido planea devolver el dinero en su totalidad o en partes. Y en qué plazo.
Si tu ser querido te pide que seas codeudor o que te hagas cargo de un crédito o un pago a plazos para que luego él pague el dinero al banco, no debes aceptarlo.
Si hablamos del aspecto jurídico, nunca es recomendable asumir las obligaciones de otra persona ante el banco.
Si es posible, puedes darle dinero con un recibo. Pero el prestatario debe resolver los problemas con el banco por su cuenta. Este es el principio de la responsabilidad. Si le ayudas en estos asuntos, solo contribuirás a fomentar su dependencia y a agravar la situación.
¿Cómo más puedo ayudarte?
Si no tienes dinero disponible o no estás seguro de que te lo devuelvan, puedes apoyar a tu ser querido y contribuir a la solución de su situación de otra manera. Por ejemplo, difundiendo información, buscando otros ayudantes.
Además del apoyo moral, puedes ofrecer a tu ser querido ayuda para elegir y visitar a especialistas de perfil. Estos pueden ser abogados o asesores financieros. Un psicólogo puede ayudar a mantener un estado emocional estable.
Cuando una persona se da cuenta de que ya no puede hacer frente a sus obligaciones financieras, puede recurrir a la quiebra. Si el deudor decide dar este paso, deberá acudir a un asesor gratuito y elaborar un plan de acción específico, ya que todas las situaciones son diferentes.
No hay nada vergonzoso en la quiebra. Decirle a tu ser querido que existe esa posibilidad, como la quiebra, también puede ser una ayuda y un apoyo muy importantes.